A mi querida hija Mar
Viniste hoy que yo no te esperaba,
cuando mi huerto ya no florecía.
Viniste y has traído la alegría
de un Noviembre que yo ya no soñaba.
Fué milagro de amor que cuando estaba
sin flores mi jardín y no decía
el pájaro su dulce melodía,
flores hubo y el pájaro cantaba.
¡Fué milagro de amor! Te dije "espera"
y fuí al rosal que ya no daba rosas
y rosas florecieron. Tan hermosas
que volvió a renacer la Primavera.
Serás cruz en la proa de mi velero,
ancla cuando te coja entre mis brazos
para poder decirte que te quiero.
Serás sin vacilar quilla en mi barca,
atajando la Mar con ágil vuelo.
Y yo seré el timón que ha de guiarte
Alejandro: porque ya soy tu abuelo.
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